Llamaron a la puerta de nuestro garaje en la mañana de
diciembre. Un anciano de aspecto cansado nos llamo por nuestros nombres y nos
relató su historia.
Se trataba del músico de blues Simon Richards, quien se
ganaba la vida tocando en las calles de New Orleands para turistas y
transeúntes. Digamos que tenía una vida de lucha diaria.
En la semana de comienzos de diciembre, Simon Richards se
disponía a enfrentar uno de los días mas importantes de su vida. Tocaría por
fin en el mítico “Preservation Hall”.
Ese día y el anterior no toco en la calle, prefirió preparar
su mejor repertorio y ensayar viejos temas de la infancia. Sacó del armario su
mejor traje y su mejor par de zapatos. Lustro su Les Paul y la guardo en su
estuche bajo llave como lo hacía cada vez que salía de viajes. Recogió las
cosas de su habitación y marcho en un largo viaje, con pie firme hasta el
“Preservation Hall”.
Cuando llegó allí se metió en el camerino que le habían
reservado. Alguna vez de pequeño había visitado los camerino que los músicos
que él admiraba, pero nunca había tenido uno propio.
Se repasó el peinado, la chaqueta, los zapatos y con un
hondo respiro fue a sacar su guitarra del estuche. Y entonces Simon Richards
notó que había dejado las llaves del estuche de su Gibson en su habitación.
Ohhh Dios!!! Exclamó… Soltó nuevamente el aire, bajó la cabeza y pensó: “El éxito
me está esperando, nunca más me volverá a pasar esto”.
Con un destornillador rompió la cerradura del estuche y
abrió la caja.
Esa noche Simon Richards tocó durante 4 hs en el
“Preservation Hall”. Dicen que fue una actuación memorable. De hecho algunos
cuentan que luego de apagarse las luces, la voz de Simon continuaba sonando.
Al día siguiente Simón Richards buscó la solución al
problema que podría haberle costado las puertas del éxito. Conocía nuestro
taller por un trabajo que hicimos para un inquilino del edificio donde el tiene
su habitación. Nos pidió que pensáramos en algo que hiciera que de ninguna
forma pudiera volver a perder sus llaves.
Entonces nació el “Key Richards”. No olvides abrir las
puertas del éxito, no olvides tus llaves.
Fin.
Fin?